“Cuando un alma se acerca a Mí con confianza,
la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí
misma, sino que las irradia sobre
otras almas...” (D.1074)
Pero en la devoción a la Divina Misericordia este
mensaje toma un enfoque poderoso que llama a las personas a un
entendimiento más profundo sobre el Amor infinito de Dios y la
disponibilidad de este Amor a todos especialmente a los más pecadores.
El mensaje y la devoción a Jesús como la Divina
Misericordia está basada en los escritos de la Santa María Faustina
Kowalska, una religiosa polaca sin mucha preparación escolar y que en
obediencia a su director espiritual, escribió un diario de alrededor de 700
páginas que relatan las revelaciones que ella recibió sobre la Misericordia
de Dios.
No importa que tan grandes sean nuestras
faltas, Dios nos ama a todos... y Él quiere que reconozcamos que Su
Misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos acerquemos a
Él con confianza, para que recibamos su Misericordia y la dejemos derramar
sobre otros. Así pues, podemos resumir fácilmente esta devoción... pide su
Misericordia... sé misericordioso... confía completamente en Jesús...
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La imagen es esencial
en la devoción a la Divina Misericordia y además es la síntesis visible de
todos los elementos fundamentales
que la componen: la imagen de Jesús Misericordioso nos recuerda el Amor de
Dios entregado en Jesús resucitado, luz
que disipa las tinieblas del pecado y de la muerte, paz que reconcilia al hombre
con Dios y al hombre con su hermano, alegría que brota de la confianza y la
seguridad de saber que hemos sido salvados, redimidos para siempre. La
inscripción, al pie de la imagen: “Jesús yo confío en ti” nos llama a poner nuestra vida en sus manos
con total confianza. La imagen nos
llama, con su mirada, a sentir y
recibir la Misericordia de Dios y a
la vez nos invita a ser misericordiosos con nuestros hermanos.
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El origen de la imagen está vinculada a la
visión que tuvo Santa Faustina en su celda del convento de Plock (Polonia).
Así nos lo relata ella misma. “Al anochecer del 22 de
febrero de 1931, estando en mi celda vi al Señor Jesús vestido con una
túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba
la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho
salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. En silencio, atentamente
miraba al Señor, mi alma estaba llena de temor, pero también de una gran
paz y alegría. Después de un momento, Jesús me
dijo: “Pinta una imagen
según el modelo que ves y firma: Jesús, yo confío en Ti. Deseo que
esta imagen sea venerada en el mundo entero. (D.47)Prometo quela persona
que venere y lleve consigo esta imagen no se perderá de mi Camino.
Yo Mismo la defenderé como a Mi gloria”. (D.48)
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Diario n.699.
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Lugares de
encuentro con la Divina Misericordia
¿Dónde
encontrar fuerza para confiar en el Señor siempre?; en la Iglesia católica,
unidos a la Santísima Virgen María, a través de la Palabra de Dios, de
Liturgia –especialmente de los Sacramentos de la Reconciliación y de la
Eucaristía-, de la oración, y del amor al prójimo.
Jesús
mostró a Santa Faustina para recibir su Misericordia: la imagen de la
Divina Misericordia, la Coronilla de la Divina Misericordia, la hora de la
Misericordia, la novena y la Fiesta de la Divina Misericordia
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NOTA IMPORTANTE
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Sor Faustina, que
murió en 1938 fue declarada Santa por el Papa Juan Pablo II el 30 de abril
del 2000, quien la ha considerado como la gran Apóstol de la Divina
Misericordia en nuestro tiempo, cuyo mensaje es urgentemente necesario para
el mundo de hoy.
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