El cuadro es esencial en la devoción a la Divina Misericordia y además
es la síntesis visible de todos los elementos fundamentales que la componen: la
imagen de Jesús Misericordioso nos recuerda toda ella la esencia del culto, el
Amor de Dios entregado en Jesús resucitado, luz que disipa las tinieblas del
pecado y de la muerte, paz que reconcilia al hombre con Dios y al hombre con su
hermano, alegría que brota de la confianza y la seguridad de saber que hemos
sido salvados, redimidos para siempre. La inscripción, al pie de la imagen: “Jesús
en ti confío” nos llama a poner nuestra vida en sus manos con total
confianza. La imagen nos llama, con su mirada, a sentir y recibir la
Misericordia de Dios y a la vez nos invita a ser misericordiosos con nuestros
hermanos.
En la imagen Jesús quiso dejar plasmado su deseo de que recordáramos el
deber que tenemos los cristianos de “amar activamente al prójimo”, así se lo
decía a Santa Faustina: “Esta imagen recordará a los hombres las exigencias
de Mi Misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil”. El
culto a la imagen ha de unir fe ferviente con obras de servicio y de amor a los
demás, es decir la práctica de las obras de misericordia.
El origen de la
imagen está vinculada a la visión que tuvo Santa Faustina en su celda del
convento de Plock (Polonia). Así nos lo relata ella misma. “Al
anochecer del 22 de febrero de 1931, estando en mi celda vi al Señor
Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y
con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica
en el pecho salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. En silencio,
atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena de temor, pero también de una
gran paz y alegría. Después de un momento, Jesús me dijo: “Pinta una
imagen según el modelo que ves y firma: Jesús en ti confío. Deseo que
esta imagen sea venerada en el mundo entero. Prometo que la persona que venere
y lleve consigo esta imagen no se perderá de mi Camino. Yo Mismo la defenderé
como a Mi gloria”. Esta imagen quiero imprimirla en tu alma”.
Más tarde Santa Faustina pidió a Jesús que le explicara el sentido del cuadro Jesús le respondió:
“Los dos rayos significan la
Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas
(símbolo de los sacramentos del bautismo y la penitencia). El rayo rojo
simboliza la Sangre que es la vida de las almas (símbolo del sacramento de la
Eucaristía). Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi
Misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la
lanza. Estos rayos protegen a las almas
de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos,
porque no le alcanzará la justa mano de Dios”.
Respecto a su mirada en la imagen el mismo Jesús le dijo a Santa
Faustina: “Mi mirada en esa imagen es igual a la mirada desde la cruz”. Cuando
contemplamos el cuadro hemos de mirarlo a los ojos y abrir nuestro corazón a la
infinita gracia y Misericordia que emana de su mirada, llena de amor y de
infinita ternura.
La mano derecha de Jesús, levantada en signo de bendición, manifiesta
la voluntad del Padre de acoger a todos los hombres en su corazón y de derramar
sobre ellos todas sus gracias, por medio de su Hijo Jesucristo. Jesús es la
bendición del Padre para toda la humanidad, especialmente para los pecadores y
más alejados de su Misericordia.
Sobre la inscripción del pie del cuadro “Jesús,
yo confío en Ti” Santa Faustina nos dice: “Una vez
mi confesor me preguntó cómo debía ponerse la inscripción en esta imagen,
porque no había suficiente lugar para colocarla entera. Contesté que rezaría y
que respondería la semana siguiente. Al abandonar el confesionario pasé cerca
del Santísimo Sacramento y recibí el conocimiento interior sobre la manera de
colocar esta inscripción. Jesús me recordó, como me lo había dicho la primera
vez, que había que hacer resaltar estas palabras: “Jesús en ti confío”.
Comprendí que Jesús desea toda la fórmula.”
El sentido profundo de este cuadro nos lo aclara, por medio de Santa Faustina,
el mismo Jesús: “No en la belleza del color, ni en la del pincel está la
grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia”.
Jesús insiste en muchas ocasiones a Santa Faustina sobre la conveniencia
de acoger y venerar esta imagen como un signo de su Misericordia y una fuente
inagotable de gracias y bendiciones:
“Ofrezco a los
hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia
para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Ti
confío”.
“Dile a tu
confesor que la imagen esté expuesta en la Iglesia y no en el convento dentro
de la clausura. Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias,
por eso que cada alma tenga acceso a ella”.
“Muchas almas han sido atraídas a Mi amor por esta imagen. Mi Misericordia
actúa en las almas mediante esta obra”.
Santa Faustina dice: “He visto la gloria de Dios que fluye de esta imagen.
Muchas almas reciben gracias aunque no lo digan abiertamente. Dios recibe
gloria a través de ella (la imagen) y los esfuerzos de Satanás y de la gente
mala se estrellan y vuelven a la nada. A pesar de todo la Divina Misericordia
triunfará en el mundo entero y recibirá el culto de todas las almas”.
Jesús definió claramente tres promesas
vinculadas con la veneración de la imagen:
1. “El alma que venere esta imagen
no perecerá” Es la promesa de la salvación eterna.
2. “También prometo, ya aquí en la
tierra, la victoria sobre el enemigo”
3. “Yo mismo la defenderé como a mi
gloria, en la hora de la muerte”
Pongan la imagen de la Divina Misericordia en su hogar, en su
trabajo, en su cartera. Ponganla y llévenla siempre junto a su corazón, tenganla siempre
cerca de ustedes. El Señor Jesús los protege y los bendice por medio
de ella.
En estos textos se explica la doctrina de la Iglesia en cuanto a
imágenes, la justificación y la gracia. Primero, por si sola una imagen es
meramente una pintura, no importa cuan hermosa y expresiva. Sin embargo, puede
señalarnos los misterios de la fe y disponernos a recibir aquello que
representan, en este caso la Divina Misericordia.
Es por tanto el
recipiente, no la fuente, un recordatorio, no la realidad. Esta realidad es la
fuente misericordiosa de gracias que mana del Corazón traspasado de Cristo en
la Cruz, y que mana visiblemente para representar lo visible, es decir lo
sacramental, los signos de gracia, el Bautismo y la Eucaristía, representando
todos los sacramentos de la Iglesia. Por ende, San Juan en su primera epístola
insiste en la presencia de lo invisible con lo visible, el Espíritu con el Agua
y la Sangre.
La
primera
imagen de la Divina Misericordia fue pintada en Vilna en 1934, en el taller de Eugeniusz
Kazimirowski,
Santa Faustina dirigió personalmente el trabajo del artista. Al ver el lienzo
terminado, se afligió mucho y llorando se quejaba al Señor Jesús, "¿Quién
puede pintarte bello como eres?" En respuesta oyó, "No en la belleza
del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi
gracia". (Diario 313)
Por
primera vez la imagen fue presentada y venerada públicamente en el santuario de
la Madre de Dios de la Misericordia en Ostra Brama (Vilna), entre el 26 y el 28
de abril de 1935, despertando mucho interés entre los fieles.
Pero es la imagen de Lagiewniki en Cracovia, pintada por Adolf Hyla, la que se hizo famosa en el
mundo. La primera imagen de este artista, ofrecida como voto por la salvación
de su familia de la guerra, fue bendecida el 7 de marzo de 1943 y a partir de
aquella fecha se celebran oficios públicos a la Divina Misericordia en el
santuario de Cracovia. Como la imagen era demasiado grande y no cabía en el
altar donde se la colocaba para celebrar oficios a la Divina Misericordia, la
madre superiora pidió a este mismo artista otra imagen de tamaño y forma
correspondientes al nicho del altar lateral. El primer domingo después de
Pascua, el 16 de abril de 1944, se bendijo la nueva imagen que presentaba a
Jesús Misericordioso con una pradera y un matorral al fondo. En 1954, Hyla repintó el lienzo eliminando la
pradera y el matorral, haciendo el fondo oscuro y pintando el suelo bajo los
pies de Jesús.
Aunque la imagen de Jesús Misericordioso de la capilla de Cracovia-Lagiewniki no fue la primera, es ella la que se hizo famosa por las gracias. Sus
copias y reproducciones se divulgaron por todo el mundo cumpliéndose así el
deseo de Jesús, "Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla
y luego en el mundo entero..." (Diario 47)
Hoy se pinta la Imagen, con un cielo nublado al fondo, la realidad es
que es la hora en que nació la Divina Misericordia de Jesús, a la hora de su
muerte, a las tres de la tarde. A esa hora el cielo se nublo.