viernes, 22 de noviembre de 2013

La visión del purgatorio de Santa Faustina Kowalska

Promotora de la festividad de la Divina Misericordia, tuvo una relación profunda con las almas del purgatorio. En su Diario recoge bastantes experiencias espirituales referentes a quienes viven en estado de purificación.

Estando de vacaciones en Skolimów, nos cuenta: "Vi al Ángel de la Guarda que me dijo que le siguiera. En un momento me encontré en un lugar nebuloso, lleno de fuego y había allí una multitud de almas sufrientes. Estas almas estaban orando con gran fervor, pero sin eficacia para ellas mismas; sólo nosotros podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban, a mí no me tocaban. Mi Ángel de la Guarda no me abandonó ni por un solo momento.

Pregunté a estas almas ¿cuál era su mayor tormento? Y me contestaron unánimemente que su mayor tormento era la añoranza de Dios. Vi a la Madre de Dios que visitaba a las almas en el purgatorio... Ella les trae alivio. Deseaba hablar más con ellas; sin embargo mi Ángel de la Guarda me hizo seña de salir. Salimos de esa cárcel de sufrimiento. [Oí una voz interior] que me dijo: Mi misericordia no lo desea, pero la justicia lo exige.

A partir de aquel momento me uno más estrechamente a las almas sufrientes".

Desde su noviciado Sor Faustina tenía comunicaciones con almas en el purgatorio: "Cuando llegamos al noviciado, la hermana X. estaba muriendo. Unos días después vino la hermana ... y me mandó ir a la Madre Maestra y decirle que su confesor, Padre Respond, celebrara a su intención una Santa Misa y tres jaculatorias. Al principio consentí, pero al día siguiente pensé que no iría a la Madre Maestra, porque no entendía bien si había sido un sueño o realidad. Y no fui. La noche siguiente se repitió lo mismo pero más claramente; no lo dudaba. No obstante a la mañana siguiente decidí no decirlo a la Maestra. Se lo diría sólo cuando la viera durante el día. Un momento después la encontré [a aquella hermana fallecida] en el pasillo; me reprochaba que no había ido enseguida y mi alma se llenó de gran inquietud. Entonces fui inmediatamente a hablar con la Madre Maestra y le conté lo que había sucedido. La Madre dijo que ella lo arreglaría. Enseguida la paz volvió a mi alma y tres días después aquella hermana vino y me dijo: 'Dios se lo pague'."


El valor de la Santa Misa a favor de las almas en pena es maravilloso. Las jaculatorias indulgenciadas también les sirven de alivio. Las almas del purgatorio ya no pueden merecer; nosotros, sí. Por eso, la Iglesia militante no puede desentenderse de la Iglesia en su estado de purificación definitiva.
Cualquier tipo de oración por las almas del purgatorio les sirve de ayuda y alivio.

 Nos cuenta en su Diario Santa Faustina: "En la víspera del día de los difuntos, cuando al atardecer fui al cementerio que estaba cerrado, entreabrí un poco la puerta y dije: Si desean, queridas almas, alguna cosa, la haré con gusto, dentro de lo que me permite la regla. Entonces oí estas palabras: Cumple la voluntad de Dios. Nosotras somos felices en la medida en que hemos cumplido la voluntad de Dios. Por la noche aquellas almas vinieron y me rogaron orar; recé mucho por ellas. Mientras la procesión volvía del cementerio, vi una multitud de almas que junto con nosotras iban a la capilla, rezaban junto con nosotras. Recé mucho porque tenía el permiso de las Superioras".

Dios aplica según su santa voluntad las oraciones que se hacen por las almas que están en purificación: "Una vez, -nos dice Santa Faustina-, cuando entré en la capilla por cinco minutos de adoración y recé por cierta alma, comprendí que no siempre Dios acepta nuestras plegarias por aquellas almas por las cuales rogamos, sino que las destina a otras almas, nuestra plegaria no se pierde".

La Iglesia militante, purgante y triunfante viven en estrecha unión como Cuerpo Místico de Cristo. Nos cuenta Santa Faustina: "Una noche vino a mí una de las hermanas difuntas que ya antes había venido algunas veces; la primera vez la vi en un estado de gran sufrimiento, después los sufrimentos eran cada vez menores y aquella noche, la vi resplandeciente de felicidad y me dijo que ya estaba en el paraíso; ... Luego se acercó a mí y me abrazó cordialmente y dijo: Tengo que irme ya. Comprendí lo estrecha que es la unión entre estas tres etapas de la vida de las almas, es decir, la tierra, el purgatorio, el cielo".

El purgatorio no es más que un proceso integrador y purificativo de la persona humana, que "desemboca necesaria e inevitablemnete en la consumación del hombre, es decir, en la visión intuitiva de Dios"

 Escribía así Santa Faustina: "2 de noviembre 1936. Por la tarde, después de las vísperas fui al cementerio. Después de rezar un momento, vi a una de nuestras hermanas que me dijo: Estamos en la capilla. Comprendí que debía ir a la capilla y rezar allí para adquirir indulgencias. Al día siguiente, durante la Santa Misa vi tres palomas blancas que se alzaron del altar hacia el cielo. Comprendí que no solamente estas tres almas queridas que había visto fueron al cielo, sino también otras muchas que habían muerto fuera de nuestro instituto. Oh, qué bueno y misericordioso es el Señor".

En la novena de la divina Misericordia según Santa Faustina Kowalska, el octavo día está dedicado a pedir por las almas del purgatorio: "Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi Sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por Mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi Justicia. Está en tu poder llevarles alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas en su nombre... Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren, ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con mi justicia".
Entre las limosnas del espíritu están también el ayuno y la obediencia. "Por la noche -nos dice Sor Faustina- vino a verme una de las hermanas difuntas y pidió un día de ayuno y que ese día ofreciera por ella todas las prácticas de piedad. Le contesté que estaba de acuerdo". "Inmediatamente después de la Santa Misa pedí a la Madre Superiora permiso para ayunar, sin embargo no lo recibí por estar enferma. Al entrar en la capilla oí estas palabras: '¿Si usted, hermana, hubiera ayunado, yo hubiera recibido alivio sólo esta noche, pero por la obediencia que le ha prohibido ayunar, he recibido el alivio inmediato. La obediencia tiene un gran poder'. Después de esas palabras oí: Dios se lo pague".

La oración era un recurso frecuente en Santa Faustina a favor de las almas del purgatorio: "Una noche vino a verme el alma de cierta jovencita y me hizo sentir su presencia dándome a conocer que necesitaba mi oración. Recé un momento, pero su espíritu no se alejó de mí. Entonces dije dentro de mí: Si eres un espíritu bueno, déjame en paz y las indulgencias de mañana serán para ti. En aquel momento, ese espíritu abandonó mi habitación; conocí que estaba en el purgatorio".

Toda persona en estado de gracia puede orar con provecho por las benditas almas; probablemente es necesario, al menos, hallarse en estado de gracia santificante para ganar las indulgencias por los difuntos.

El Concilio Vaticano Segundo hizo profesión de fe en la Iglesia Sufriente diciendo: "Este Sagrado Concilio recibe con gran piedad la venerable fe de nuestros hermanos que se hallan en gloria celeste o que aun están purificándose después de la muerte". Aunque no sea doctrina definida, se mantiene como doctrina común que sufrimiento mayor del Purgatorio consiste en la "pena de ausencia", porque las almas están temporalmente privadas de la visión beatifica.

Sin embargo, no hay comparación entre este sufrimiento y las penas del Infierno. Es temporal y por eso lleva consigo la esperanza de ver a Dios algún día cara a cara. Las almas lo llevan con paciencia, pues comprenden que la purificación es necesaria. La aceptan generosamente por amor de Dios y con perfecta sumisión a su voluntad. Es probable que las penas del Purgatorio van disminuyendo gradualmente de manera que en las etapas finales no podemos comparar los sufrimientos de este mundo con los que padece un alma próxima a la visión de Dios. Pero las almas experimentan también inmensa alegría espiritual. Están totalmente ciertas de su salvación. Tienen fe, esperanza y caridad. Saben que ellas mismas están en amistad con Dios, confirmadas en gracia y sin poder ofenderle. Aunque las almas en el Purgatorio no pueden merecer, sin embargo pueden orar y obtener el fruto de la oración, para quienes se lo solicitan.

El poder de su oración depende del grado de santidad. Es cierto que pueden orar por los que viven en la tierra. Por la Comunión de los Santos entendemos que están unidas a la Iglesia militante. Debemos animarnos a invocar su ayuda con la confianza de que ellas nos escuchan. Entienden perfectamente nuestras necesidades, por que las experimentaron y porque están agradecidas a las oraciones, sacrificios y santas Misas que ofrecemos por ellas.

Conclusión
La devoción a las benditas almas del purgatorio por parte de la Iglesia militante no es un lujo; es un deber. Los fieles  en este mundo tenemos obligaciones de caridad fraterna con las almas del purgatorio, que ya han dejado de merecer. Lo que el Señor Jesús manifestó a Santa Faustina vale en su tanto para cada uno de nosotros. "El Señor me dijo: Entra a menudo en el purgatorio, ya que allí te necesitan. Entiendo, oh Jesús, el significado de estas palabras que me diriges, pero permíteme primero entrar en el tesoro de tu Misericordia".

Desde el Trono de la misericordia de Dios nuestras oraciones y sacrificios por las almas del purgatorio serán eficaces y les atraerán gracias abundantes por la compasión de Dios. Y las almas liberadas por nuestro medio no dejarán de mostrarnos su inmenso agradecimiento en el tiempo y en la eternidad, intercediendo por nosotros como un ejército que intercede por nosotros.

("Nuevo Pentecostés" nº 83)

miércoles, 23 de octubre de 2013

SANTA FAUSTINA

BIOGRAFIA SANTA MARÍA FAUSTINA

La Trinidad Divina establece e impulsa, sostiene y alienta la historia de la salvación de tal modo, que sin tocar la libertad y la voluntad del hombre al que respeta hasta el extremo (quien lo redimió sin su colaboración no quiere salvarlo sin su consentimiento y plena aceptación del Don de la Vida Eterna), en cada momento actúa libremente a favor del hombre proporcionándole los medios necesarios para su salvación. Cristo es el Salvador único y verdadero y el único Camino, la única Verdad y la única Vida por el que el Padre lleva a plenitud el proyecto de amor y comunión que desde toda la eternidad sueña para el hombre, para todo hombre que viene a este mundo. Pero en cada momento esa única y definitiva salvación resplandece para el hombre con una luz nueva, intensificando, según las exigencias del momento, uno u otro aspecto del misterio infinito del Cristo Total.
          Una nueva llamada de Dios a la humanidad se ha producido en nuestros días, en el corazón mismo de una Europa dividida y lacerada, hasta lo más profundo de sus raíces, por ideologías y enfrentamientos bélicos de dimensiones universales y de consecuencias humanamente irreparables, en el orden del espíritu y de la conciencia moral y religiosa. Entre la Primera Guerra Mundial y el inicio de la Segunda Guerra Mundial, desde los años 1931 a 1938 Jesucristo Resucitado se manifestó a Sor Faustina Kowalska, religiosa profesa de las Hermanas de Ntra. Sra. de la Misericordia, en el convento de Plock en Polonia. En estas manifestaciones Jesucristo le confía el mensaje del amor Misericordioso de Dios como una fuente de  salvación y gracias para todos los hombres. El mensaje recibido por Sor Faustina y la espiritualidad que de él brota se difundió rápidamente en el Pueblo de Dios.
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          Santa Faustina Kowalska nació el 25 de agosto de 1905 en Polonia, en la aldea de Glogowiec al oeste de la ciudad de Lódz. Era la tercera de diez hijos de Estanislao Kowalski y Marianna Kowalska. Fue bautizada en la Iglesia parroquial de Swinice Warkie con el nombre de Elena. Desde pequeña se destacaba por su piedad, el amor a la oración, la laboriosidad, la obediencia y por una gran sensibilidad ante la pobreza humana. Su educación escolar fue muy breve, no duró apenas tres años, al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para trabajar de sirvienta en Aleksandrów y Lódz para  mantenerse a sí misma y ayudar a sus padres.
          Ya desde los 7 años Elena sintió en su alma la llamada a la vida religiosa, dos años antes de recibir la primera comunión, pero sus padres no le dieron el permiso para que entrara en el convento. Ante la negativa la niña intentó apagar dentro de sí la llamada del Señor; sin embargo, apresurada por la visión de Cristo sufriente y las palabras de reproche: "¿Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta cuándo Me engañarás?"   empezó a buscar ser aceptada en algún convento. Pero donde llamaba la despedían. Finalmente, el 1 de agosto de 1925, pasó el umbral de la clausura de la casa de la Congregación de la Madre de Dios de la Misericordia, en la calle Zytnia, en Varsovia. En su Diario confesó: “Me pareció que entré en la vida del paraíso. De mi corazón brotó una sola oración, la de acción de gracias”.
          Unas semanas después sintió una fuerte tentación de trasladarse a otro convento donde pudiera tener más tiempo para rezar. Entonces el Señor Jesús, enseñándole su faz desgarrada y martirizada dijo: “Tú Me causarás un dolor semejante, si sales de esta Congregación. Te he llamado aquí y no a otro lugar, y te tengo preparadas muchas gracias”
                  En la Congregación recibió el nombre de Sor María Faustina. El noviciado lo pasó en Cracovia, donde en presencia del Obispo St. Rospond hizo los primeros votos y cinco años después los votos perpetuos de castidad, pobreza y obediencia. Trabajó en distintas casas de la Congregación. Pasó periodos más largos en Cracovia, Plock y Vilna trabajando como cocinera, jardinera y portera.
          Para alguien que observara desde fuera nada hubiera delatado su extraordinaria y rica vida mística. Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y piadosa, pero a la vez natural, alegre, llena de amor benévolo y desinteresado por todos.
         Toda su vida se concentraba en caminar con constancia a la cada vez más plena unión con Dios y en una abnegada colaboración con Jesús en la obra de la salvación de las almas. “Jesús mío Tú sabes que desde los años más tempranos deseaba ser una gran santa, es decir, deseaba amarte con un amor tan grande como ningun alma te amó hasta ahora”.
          El Diario revela la profundidad de su vida espiritual. Una lectura atenta de estos escritos permite conocer un alto grado de unión de su alma con Dios; permite conocer hasta qué punto Dios se entregó a su alma y evidencia también sus esfuerzos y combates en el camino hacia la perfección cristiana. El Señor la colmó de muchas gracias extraordinarias: los dones de contemplación y de profundo conocimiento del misterio de la Divina Misericordia, visiones, revelaciones, estigmas ocultos, los dones de profecía, de leer en las almas humanas, y de desposorios místicos. Colmada de tantas gracias, escribió: “Ni las gracias, ni las revelaciones, ni los éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hacen perfecta, sino la comunión interior del alma con Dios... Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios”
          El austero modo de vida y los agotadores ayunos que practicaba desde antes de entrar en el convento, debilitaron tanto su organismo que siendo postulante fue enviada al balneario de Skolinów, cerca de Varsovia, para recuperar la salud. Tras el primer año de noviciado, le vinieron experiencias místicas sumamente dolorosas: las de la llamada noche oscura y sufrimientos espirituales y morales relacionados con la realización de la misión que le fue encomendada por el Señor. Sor Faustina se ofreció como víctima por los pecadores y con este propósito experimentó también diversos sufrimientos para, a través de ellos, salvar las almas de aquellos. En los últimos años de su vida aumentaron los sufrimientos interiores, la llamada noche pasiva del espíritu y las dolencias del cuerpo, se desarrolló la tuberculosis que atacó los pulmones y el sistema digestivo. A causa de ello dos veces fue internada en el hospital de Pradnik en Cracovia por varios meses.
          Extenuada físicamente por completo, pero plenamente adulta de espíritu y una intensa unión mística con Dios, falleció en olor de santidad el 5 de octubre de 1938 a los 33 años de los que 13 los pasó en el convento. Su cuerpo fue sepultado en la tumba común  del cementerio de la Comunidad de Cracovia –Lagiewniki y luego durante el proceso informativo en 1966 trasladado a la capilla.
          A esta sencilla monja sin grandes estudios pero valerosa y abandonada totalmente en Dios, el Señor Jesús le confió una gran misión: el mensaje de la misericordia dirigido a todo el mundo “Te envío a toda la humanidad con Mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla en mi Corazón Misericordioso. Tú eres la secretaria de Mi Misericordia; te he escogido para este cargo, en ésta y en la vida futura... para que des a conocer a las almas la gran misericordia que tengo con ellas, y que las invites a confiar en el abismo de Mi Misericordia”.
          El Señor Jesucristo, en su inescrutable voluntad, quiso elegir a esta sencilla religiosa, sin amplia cultura ni especial formación intelectual, pero dotada de una sensibilidad espiritual y religiosa exquisitas, para ser el apóstol de su Misericordia. Todo esto elevó su espíritu a las más altas cimas de la contemplación y fue esto lo que le posibilitó conocer con una profundidad admirable el misterio insondable del amor misericordioso del Padre manifestado en Jesucristo.  
“La intuición de esta hermana sencilla que apenas sabía el catecismo en asuntos sutiles y muy relacionados con la psicología de la sociedad contemporánea, sólo puede explicarse atribuyéndole una intervención e iluminación sobrenatural. Mas de un teólogo, tras largos estudios, no hubiera podido dar solución a estos problemas con tanta facilidad como lo hizo Sor Faustina”

         Un “sello” especial de su vida mística fue el sufrimiento. Las intensísimas y dolorosísimas experiencias místicas, las llamadas por San Juan de la Cruz “noches pasivas” y “noches oscuras”, además de los sacrificios voluntarios que ofrecía continuamente por los pecadores y la conversión de los hombres a Dios. En todo se unía a la voluntad de Dios con una disponibilidad absoluta ofreciendo sus diversos sufrimientos para participar más plenamente en la obra redentora de Jesucristo.
          La superiora general de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, madre Michaela Moraczewska, escribió en su memorial: “Lo que más me sorprendió y sigue sorprendiendo en Sor Faustina, un síntoma extraordinario que se acentuó especialmente durante los últimos meses de su enfermedad, fue el olvido absoluto de sí misma en aras de su entrega total a la propagación del culto a la Divina Misericordia. Era lo único que le ocupaba”.
    Sobre la forma que cumplió sus deberes basten estas palabras del Señor Jesús a Santa Faustina, por sus atenciones a los pobres que venían a la puerta del convento: "Hija Mía, han llegado a mis oídos las bendiciones de los pobres que alejándose de la puerta Me bendicen y Me ha agradado esta misericordia tuya dentro de los límites de la obediencia y por eso he bajado del trono para gustar el fruto de tu misericordia" (Diario,1312). Es que también Jesús había ido a la puerta del convento bajo la apariencia de un joven pobre, en un día lluvioso y frío. Santa Faustina, sin reconocerlo, le dio un poco de sopa caliente y pan.
          Leyendo su Diario, compuesto por seis cuadernos de notas y relatos espirituales, llegamos a la conclusión espontánea de que estamos, ciertamente, ante una de las más grandes místicas de este siglo y de la historia de la Iglesia, que dará mucha luz a las conciencias y ayudará grandemente en el itinerario espiritual de quien se acerque a ella para iluminar su seguimiento del Señor. “Durante la vida de Sor Faustina en la tierra sólo sus confesores y superiores conocieron su estrecha unión con Dios y la misión que Él le encomendó. La profundidad de su vida mística, la inconcebible belleza y la inmensidad del misterio de la Divina Misericordia, así como su misión dirigida al mundo contemporáneo, son presentados acabadamente en el Diario, cuya edición crítica en polaco apareció en el año 1981 Esta obra, escrita por Sor Faustina siguiendo el mandato de Jesús, figura entre las perlas de la literatura mística”.


lunes, 5 de agosto de 2013

Santa Faustina y la Santísima Virgen María





(Extractos tomados del Diario de Santa Faustina)

Introducción general 


La lectura del Diario pone en evidencia una profunda y estrecha relación entre Santa Faustina y la Santísima Virgen María. Tan pronto la joven Elena Kowalska, por instrucciones de Jesús, abandonó su hogar para iniciar su vida religiosa dirigiéndose en tren a Cracovia, Elena apelaría a la ayuda de su Madre Celestial, la cual le respondería guiando sus primeros pasos, acompañándola durante el resto de su vida como su Madre amorosísima, su compañera solidaria en el sufrimiento y su “instructora” en los asuntos de su hijo Jesús. Presentamos a continuación una serie de extractos del Diario los cuales documentan esta bella y ejemplar relación.



1. Relación de Santa Faustina con la Santísima Virgen María:


260 (...) Estuve orando sin interrupción hasta las once y me parecía que acababa de llegar. (Nota: para entonces ya tenía 6 horas de oración). (...) La Virgen me dijo muchas cosas. Le ofrecí mis votos perpetuos, sentía que yo era su niña y Ella mi Madre. No me rehusó nada de lo que yo le había pedido.

620 María es mi instructora que me enseña siempre cómo vivir para Dios. Mi espíritu resplandece en Tu dulzura y humildad, Oh María.

798 (...) ella está siempre conmigo. Ella, como una buena Madre, mira todas mis vivencias y mis esfuerzos.

1414 Solemnidad a la Inmaculada Concepción. Antes de la Santa Comunión he visto a la Santísima Madre de una belleza inconcebible. Sonriendo me dijo: Hija Mía, por mandato de Dios, he de ser tu madre de modo exclusivo y especial, pero deseo que también tú seas Mi hija de modo especial.

1097 Desde aquellos días vivo bajo el manto virginal de la Santísima Virgen, ella me cuida y me instruye; estoy tranquila junto a su Inmaculado Corazón, ya que soy débil e inexperta, por eso, como una niña me abrazo a su Corazón. 

843 (...) Hoy durante la Santa Misa estuve particularmente unida a Dios y a su Madre Inmaculada. La humildad y el amor de la Virgen Inmaculada penetró mi alma. Cuanto más imito a la Santísima Virgen, tanto más profundamente conozco a Dios. ...


2. María: Madre protectora y compañera y auxilio en el sufrimiento:


11 Cuando bajé del tren y vi que cada uno se fue por su camino, me entró miedo: -¿Qué hacer? -¿A dónde dirigirme si no conocía a nadie? Y dije a la Madre de Dios: María dirígeme, guíame. Inmediatamente oí en el alma estas palabras: que saliera de la ciudad a una aldea donde pasaría una noche tranquila. Así lo hice y encontré todo tal y como la Madre de Dios me había dicho.


786 (...) Durante las vísperas, mientras continuaba contemplando esta especie de mezcla del sufrimiento y de la gracia, oí la voz de la Santísima Virgen: Has de saber, hija mía, que a pesar de ser elevada a la dignidad de la Madre de Dios, siete espadas dolorosas me han traspasado el corazón. No hagas nada en tu defensa, soporta todo con humildad, Dios mismo te defenderá


25 Durante la noche me visitó la Madre de Dios con el Niño Jesús en los brazos. La alegría llenó mi alma y dije: María, Madre mía, -sabes cuánto sufro? Y la Madre de Dios me contestó: Yo sé cuánto sufres, pero no tengas miedo, porque yo comparto contigo tu sufrimiento y siempre lo compartiré. Sonrió cordialmente y desapareció...


316 Una vez me visitó la Virgen Santísima. Estaba triste con los ojos clavados en el suelo; me dio a entender que tenía algo que decirme, pero por otra parte me daba a conocer como si no quisiera decírmelo. Al darme cuenta de ello, empecé a pedir a la Virgen que me lo dijera y que volviera la mirada hacia mí. En un momento María me miró sonriendo cordialmente y dijo: Vas a padecer ciertos sufrimientos a causa de una enfermedad y de los médicos, además padecerás muchos sufrimientos por esta imagen (la imagen de la Divina Misericordia), pero no tengas miedo de nada. ...


805 La Inmaculada Concepción. Desde la mañana temprana sentía la cercanía de la Virgen Santísima. Durante la Santa Misa la vi tan resplandeciente y bella que no encuentro palabras para expresar ni siquiera la mínima parte de su belleza. Era toda blanca, ceñida con una faja azul, el manto también azul, la corona en su cabeza, de toda la imagen irradiaba un resplandor inconcebible. Soy la Reina del cielo y de la tierra, pero especialmente la madre de su Congregación. Me estrechó a su corazón y dijo: Yo siempre me compadezco de ti. Sentí la fortaleza de su Inmaculado Corazón que se transmitió a mi alma. Ahora comprendo porque desde hace dos semanas iba preparándome a esta fiesta y la anhelaba tanto. ...


20 (...) Vi a la Madre de Dios que visitaba a las almas en el Purgatorio. Las almas llaman a María “La Estrella del Mar”. Ella les trae alivio. ...


33 (...) En el séptimo día de la novena vi a la Madre de Dios entre el cielo y la tierra, con una túnica clara. Rezaba con las manos juntas en el pecho, mirando hacia el cielo. De su corazón salían rayos de fuego, algunos se dirigían al cielo y otros cubrían nuestra tierra.


686 (...) Por la noche vi a la Santísima Virgen con el pecho descubierto, traspasado por una espada. Lloraba lágrimas ardientes y nos protegía de un tremendo castigo de Dios. Dios quiere infligirnos un terrible castigo, pero no puede porque la Santísima Virgen nos protege. Un miedo tremendo atravesó mi alma, ruego sin cesar por Polonia, por mi querida Polonia que es tan poco agradecida a la Santísima Virgen. Si no hubiera estado la Santísima Virgen, para muy poco habrían servido nuestros esfuerzos. ...


3. Enseñanzas espirituales de la Santísima Virgen María a Santa Faustina

3.1 El llamado a sus tres virtudes preferidas: 



1415 (...) Deseo, amadísima hija Mía, que te ejercites en tres virtudes que son mis preferidas y que son las más agradables a Dios: la primera es la humildad, humildad y todavía una vez más humildad. La segunda virtud es la pureza; la tercera es el amor a Dios. Siendo Mi hija tienes que resplandecer de estas virtudes de modo especial. Tras la conversación me abrazó a su corazón y desapareció



3.2 El llamado a la oración:



325 (...) Poco después vi a la Virgen que era de una belleza indescriptible y que me dijo: Hija mía, exijo de ti oración, oración y una vez más oración por el mundo, y especialmente por tu patria. Durante nueve días recibe la Santa Comunión reparadora, únete estrechamente al sacrificio de la Santa Misa. Durante estos nueve días estarás delante de Dios como una ofrenda, en todas partes, continuamente, en cada lugar y en cada momento, de día y de noche, cada vez que te despiertes, ruega interiormente. Es posible orar interiormente sin cesar.


468 (...) Luego vi a la Santísima Virgen con una túnica blanca, un manto azul, y la cabeza descubierta, que desde el altar se me acercó, me tocó con sus manos, me cubrió con su manto, y me dijo: Ofrece estos votos por Polonia. Reza por ella



3.3 El llamado a la fidelidad en el cumplimiento de la voluntad de Dios:



449 5 de agosto de 1935: Fiesta de Nuestra Señora de la Misericordia. Me preparé para esta fiesta con mayor fervor que en los años anteriores. (...) Entonces vi a la Santísima Virgen, indeciblemente bella, que se acercó a mí, del altar a mi reclinatorio y me abrazó y me dijo estas palabras: Soy Madre de todos gracias a la insondable misericordia de Dios. El alma más querida para mí es aquella que cumple fielmente la voluntad de Dios. Me dio a entender que cumplo fielmente todos los deseos de Dios y así he encontrado la gracia ante sus ojos.


529 (...) La Virgen Santísima me dijo aceptar todas las exigencias de Dios como una niña pequeña sin averiguar nada, lo contrario no agrada a Dios. ...


1244 (...) me quedé sola con la Santísima Virgen que me instruyó sobre la voluntad de Dios, cómo aplicarla en la vida sometiéndome totalmente a Sus santísimos designios. Es imposible agradar a Dios sin cumplir Su santa voluntad. Hija mía, te recomiendo encarecidamente que cumplas con fidelidad todos los deseos de Dios, porque esto es lo más agradable a Sus santos ojos. Deseo ardientemente que te destaques en esto, es decir en la fidelidad en cumplir la voluntad de Dios. Esta voluntad de Dios, anteponla a todos los sacrificios y holocaustos. Mientras la Madre celestial me hablaba, en mi alma entraba un profundo entendimiento de la voluntad de Dios.



3.4 El llamado a la observación de la Pasión de Su hijo Jesús:



561 (...) La Virgen me dijo que me comportara como Ella: a pesar de los gozos, siempre mirara fijamente la cruz y me dijo también que las gracias que Dios me concedía no eran solamente para mí sino también para otras almas.



449 (...) Sé valiente, no tengas miedo de los obstáculos engañosos, sino que contempla atentamente la Pasión de mi Hijo y de este modo vencerás.



3.5 El llamado a la vida interior:



454 (...) No busco la felicidad fuera de mi interior donde mora Dios. Gozo de Dios en mi interior, aquí vivo continuamente con Él, aquí existe mi relación más íntima con Él, aquí vivo con Él segura, aquí no llega la mirada humana. La Santísima Virgen me anima a relacionarme así con Él.



785 La Santísima Virgen me ha enseñado cómo debo prepararme para la fiesta de la Natividad del Señor. La he visto hoy sin el Niño Jesús; me ha dicho: “Hija mía, procura ser mansa y humilde para que Jesús que vive continuamente en tu corazón pueda descansar. Adóralo en tu corazón, no salgas de tu interior. Te obtendré, hija mía, la gracia de este tipo de la vida interior, que, sin abandonar tu interior, cumplas por fuera todos tus deberes con mayor aplicación. Permanece continuamente con Él en tu corazón, Él será tu fuerza. Mantén el contacto con las criaturas si la necesidad y los deberes lo exigen. Eres una morada agradable a Dios viviente, en la que Él permanece continuamente con amor y complacencia, y la presencia viva de Dios que sientes de modo más vivo y evidente, te confirmará, hija mía, en lo que he dicho. Trata de comportarte así hasta el día de la Navidad, y después Él Mismo te dará a conocer como deberás tratar con Él y unirte a Él.



3.6 El llamado a la confianza en Su hijo Jesús:



677 Durante la Santa Misa celebrada por el Padre Andrasz, un momento antes de la elevación, la presencia de Dios penetró mi alma y que fue atraída hacia el altar. Luego vi a la Santísima Virgen con el Niñito Jesús. El Niño Jesús se tenía de la mano de la Virgen; en un momento el Niño Jesús corrió alegremente al centro del altar, y la Santísima Virgen me dijo: Mira, con qué tranquilidad confío a Jesús en sus manos, así también tú debes confiar tu alma y ser como una niña frente a Él. Después de estas palabras mi alma fue llenada de una misteriosa confianza. La Santísima Virgen vestía una túnica blanca, singularmente blanca, transparente, sobre la espalda tenía un manto transparente de color del cielo, es decir como el azul, la cabeza descubierta, el cabello suelto; espléndida e indeciblemente bella.



4. Reflexiones y vivencias en torno a la Navidad:



840 23 de diciembre de 1936. Vivo este tiempo con la Santísima Virgen y me preparo a este solemne momento de la venida de Jesús. La Santísima Virgen me enseña sobre la vida interior del alma con Jesús, especialmente en la Santa Comunión. ...



844 Sor C. (Sor Cayetana) vino por la tarde y me llevó a casa para las fiestas. Estaba contenta de poder estar junto con la Comunidad. Mientras atravesaba la ciudad me imaginaba que era Belén. Al ver que toda la gente iba con prisa pensé: -Quién medita hoy este Misterio inconcebible en el recogimiento y en silencio? Oh Virgen purísima, Tú estas hoy de viaje y yo también estoy de viaje. Siento que el viaje de hoy tiene su significado. Oh Virgen radiante, pura como el cristal, toda sumergida en Dios, Te ofrezco mi vida interior, arregla todo de manera que sea agradable a Tu Hijo; oh Madre mía, yo deseo con muchísimo ardor que me des al pequeño Jesús durante la Misa de Medianoche.



845 (...) Después de la cena me sentía muy cansada y doliente, tuve que acostarme, no obstante velaba con la Santísima Virgen en espera de la venida del Niñito.



846 25 de diciembre de 1936. Misa de Medianoche. Durante la Santa Misa la presencia de Dios me penetró por completo. Un momento antes de la elevación vi a la Madre y al pequeño Niño Jesús, y al viejo Abuelo (San José). La Santísima Virgen me dijo estas palabras: Hija mía, Faustina, toma este tesoro preciosísimo, y me dio al pequeño Jesús. ...



5. Frutos y gracias de la devoción a la Santísima Virgen María:



40 (...) Durante la Santa Misa, antes de la Santa Comunión, tuvo lugar la renovación de los votos. Al levantarnos de los reclinatorios empezamos a repetir la fórmula de los votos y de repente, el Señor Jesús se puso a mi lado, vestido con una túnica blanca, ceñido con un cinturón de oro y me dijo: Te concedo el amor eterno para que tu pureza sea intacta y para confirmar que nunca experimentarás tentaciones impuras, Jesús se quitó el cinturón de oro y ciñó con él mis caderas. Desde entonces no experimento ninguna turbación contraria a la virtud, ni en el corazón ni en la mente. Después comprendí que era una de las gracias más grandes que la Santísima Virgen María obtuvo para mí, ya que durante muchos años le había suplicado recibirla. A partir de aquel momento tengo mayor devoción a la Madre de Dios. Ella me ha enseñado a amar interiormente a Dios y cómo cumplir Su santa voluntad en todo. María, Tú eres la alegría, porque por medio de Ti, Dios descendió a la tierra y a mi corazón.



1388 Durante una oración aprendí cuánto es agradable a Dios el alma del Padre Andrasz. Es un verdadero hijo de Dios. En pocas almas esta filiación de Dios se evidencia tan claramente y es porque tiene una devoción especialísima a la Madre de Dios.



564 El día de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Durante la Santa Misa oí el susurro de ropas y vi a la Santísima Virgen en un misterioso, bello resplandor. Tenía una túnica blanca con una faja azul y me dijo: Me das una gran alegría adorando a la Santísima Trinidad por las gracias y los privilegios que me ha concedido, y desapareció enseguida.



1412 Con gran celo me he preparado para celebrar la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios. He prestado más atención al recogimiento del espíritu y meditando sobre este privilegio exclusivo de Ella; así que todo mi corazón se sumergía en Ella, agradeciendo a Dios por haber concedido a María este gran privilegio.



6. Palabras de la Santísima Virgen María a las religiosas y a los sacerdotes:



625 Por la noche, mientras rezaba, la Virgen me dijo: Su vida (se refería a las religiosas de la Congregación de Santa Faustina) debe ser similar a la mía, silenciosa y escondida; deben unirse continuamente a Dios, rogar por la humanidad y preparar al mundo para la segunda venida de Dios.



1244 15 de agosto de 1937. Durante la meditación la presencia de Dios me penetró vivamente y conocí la alegría de la Santísima Virgen en el momento de su Asunción... Durante ese acto que se realizó en honor de la Santísima Virgen, al final de ese acto vi a la Santísima Virgen que me dijo: Oh, qué grato es para mí el homenaje de su amor. Y en ese mismo instante cubrió con su manto a todas las hermanas de nuestra Congregación. Con la mano derecha estrechó a la Madre General Micaela y con la izquierda a mí, y todas las hermanas estaban a Sus pies cubiertas con su manto. Luego la Santísima Virgen dijo: Cada una que persevere fielmente hasta la muerte en mi Congregación, evitará el fuego del purgatorio y deseo que cada una se distinga por estas virtudes: humildad y silencio, pureza y amor a Dios y al prójimo, compasión y misericordia. ...



330 Una vez me dijo el confesor que rogara según su intención, y comencé una novena a la Santísima Virgen. Esa novena consistía en rezar nueve veces la Salve Regina. Al final de la novena vi a la Virgen con el Niño Jesús en los brazos y vi también a mi confesor que estaba arrodillado a sus pies y hablaba con Ella. No entendía de que hablaba con la Virgen porque estaba ocupada en hablar con el Niño Jesús que había bajado de los brazos de la Santísima Madre y se acercó a mí. No dejaba de admirar su belleza. Oí algunas palabras que la Virgen le decía, pero no oí todo. Las palabras son estas: Yo soy no sólo la Reina del Cielo, sino también la Madre de la Misericordia y tu Madre. En ese momento extendió la mano derecha en la que tenía el manto y cubrió con él al sacerdote. En ese instante la visión desapareció. 



1585 Una visión de la Santísima Virgen. Entre una gran claridad vi a la Santísima Virgen con una túnica blanca, ceñida de un cinturón de oro y unas pequeñas estrellas, también de oro, en todo el vestido y las mangas a triángulo guarnecidas de oro. Tenía un manto de color de zafiro, puesto ligeramente sobre los hombros, en la cabeza tenía un velo liviano transparente, el cabello suelto, arreglado espléndidamente y una corona de oro que terminaba en pequeñas cruces. En el brazo izquierdo tenía al Niño Jesús. Nunca antes he visto a la Santísima Virgen bajo este aspecto. Luego me miró con ternura y dijo: Soy la Madre de los sacerdotes. Después puso a Jesús en el suelo, levantó la mano derecha hacia el cielo, y dijo: Oh Dios, bendice a Polonia, bendice a los sacerdotes. Y otra vez se dirigió a mí:Cuenta a los sacerdotes lo que has visto. Decidí decirlo al padre (Andrasz) en la primera ocasión, pero yo misma no logré comprender nada de esa visión.



7. Advertencia en torno al Día de la Justicia: 





635 (...) Entonces vi a la Santísima Virgen que me dijo: Oh, cuán agradable es para Dios el alma que sigue fielmente la inspiración de Su gracia. Yo di al mundo el Salvador y tu debes hablar al mundo de su gran misericordia y preparar al mundo para Su segunda venida. Él vendrá, no como un Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. Oh, qué terrible es ese día. Establecido está ya es el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante ese día. Habla a las almas de esa gran misericordia, mientras sea aún el tiempo para conceder la misericordia. Si ahora tú callas, en aquel día tremendo responderás por un gran número de almas. No tengas miedo de nada, permanece fiel hasta el fin, yo te acompaño con mis sentimientos.



8. Oraciones de Santa Faustina a la Santísima Virgen María:



79 Oh María, Madre y Señora Mía. Te ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi vida y mi muerte y todo lo que vendrá después de ella. Pongo todo en tus manos, oh mi Madre. Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo. Con tu poder defiéndeme de todo enemigo, especialmente de aquellos que esconden su malicia bajo una máscara de virtud. Oh Espléndida Azucena, Tú eres mi espejo, oh mi Madre.



315 Oh Madre de Dios, Tu alma estuvo sumergida en el mar de la amargura, mira a Tu niña y enséñale a sufrir y a amar en el sufrimiento. Fortalece mi alma, para que el dolor no la quebrante. Madre de la gracia, enséñame a vivir en Dios.



874 Oh María, Virgen Inmaculada, tómame bajo Tu protección más especial y custodia la pureza de mi alma, de mi corazón y de mi cuerpo. Tú eres el modelo y la estrella de mi vida.



1306 (...) Oh Virgen purísima, pero también humildísima, ayúdame a conquistar una profunda humildad. ...



915 Oh María, hoy una espada terrible ha traspasado Tu santa alma. Nadie sabe de Tu sufrimiento, excepto Dios. Tu alma no se quebranta, sino que es valiente porque está con Jesús. Dulce María, une mi alma a Jesús, porque sólo entonces podré resistir todas las pruebas y tribulaciones, y sólo mediante la unión con Jesús, mis pequeños sacrificios complacerán a Dios. Dulcísima Madre, continúa enseñándome sobre la vida interior. Que la espada del sufrimiento no me abata jamás. Oh Virgen pura, derrama valor en mi corazón y protégelo.



1114 (...) Hoy sentí la cercanía de mi Madre, la Madre Celestial. Antes de cada Santa Comunión, ruego fervorosamente a la Madre de Dios que me ayude a preparar mi alma para la llegada de Su Hijo y siento claramente su protección sobre mí. Le ruego mucho que se digne incendiar en mí el fuego del amor divino con el (que) ardía su puro corazón en el momento de la Encarnación del Verbo de Dios. 



1413 Me he preparado (para la Fiesta de la Inmaculada Concepción) no solamente con la novena común que hace toda la Comunidad, sino que me he propuesto además saludarla mil veces al día, rezando cada día en su honor mil Avemarías durante nueve días. Ya es la tercera vez que hago esta novena a la Virgen María que consiste en rezar mil Avemarías diarias, es decir nueve mil saludos forman toda la novena. No obstante, aunque la he hecho ya tres veces en mi vida, y dos veces fueron cuando cumplía mis deberes, no he perjudicado en nada mis tareas cumpliéndolas con máxima exactitud, y además la he hecho fuera de los ejercicios de piedad, o sea ni durante la Santa Misa, ni durante la bendición, he rezado estas Avemarías. Una vez hice esta novena cuando estaba en el hospital. Más hace el que quiere que el que puede. Fuera del recreo, rezaba y trabajaba; en esos días no he pronunciado ni un sola palabra que no fuera absolutamente necesaria, pero tengo que reconocer que esto requiere mucha atención y esfuerzo, mas para honrar a la Inmaculada no hay nada que sea demasiado.



9. Alabanzas de Santa Faustina a la Santísima Virgen María:



161 Oh María, Virgen Inmaculada,
Puro cristal para mi corazón,
Tú eres mi fuerza, oh ancla poderosa,
Tú eres el escudo y la defensa para el corazón débil.

Oh María, Tú eres pura e incomparable,
Virgen y Madre a la vez,
Tú eres bella como el sol, sin mancha alguna,
Nada se puede comparar con la imagen de Tu alma.

Tu belleza encantó el ojo del tres veces Santo,
Y bajó del cielo, abandonando el trono de la sede eterna,
Y tomó el cuerpo y la sangre de Tu Corazón,
Durante nueve meses escondiéndose en el Corazón de la Virgen.

Oh Madre, Virgen, nadie comprenderá,
Que el inmenso Dios se hace hombre,
Sólo por amor y por su insondable misericordia,
A través de Ti, oh Madre, viviremos con Él eternamente.

Oh María, Virgen Madre y Puerta Celestial,
A través de Ti nos ha llegado la salvación,
Todas las gracias brotan para nosotros a través de Tus manos,
Y me santificará solamente un fiel seguimiento de Ti.

Oh María, Virgen, Azucena más bella,
Tu Corazón fue el primer tabernáculo para Jesús en la tierra,
Y eso porque Tu humildad fue la más profunda,
Y por eso fuiste elevada por encima de los coros de los ángeles y de los santos.

Oh María, dulce Madre mía,
Te entrego el alma, el cuerpo y mi pobre corazón,
Sé tú la custodia de mi vida,
Y especialmente en la hora de la muerte, en el último combate.



1232 Oh dulce Madre de Dios,
Sobre Ti modelo mi vida,
Tú eres para mí una aurora radiante,
Admirada me sumerjo toda en Ti.

Oh Madre, Virgen Inmaculada
En Ti se refleja para mí el rayo de Dios.
Tú me enseñas cómo amar a Dios entre tormentas,
Tú eres mi escudo y mi defensa contra el enemigo.


jueves, 25 de abril de 2013

CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA



El viernes 13 de septiembre de 1935 Jesús reveló a Faustina un poderoso medio para obtener la misericordia de Dios para el mundo: la corona de la Divina Misericordia. 

Jesús le dijo como rezarlo: “Esta oración sirve para aplacar la ira de Dios. La rezarás por nueve días en tu rosario ordinario de la siguiente manera: al principio rezarás un Padre Nuestro, una Ave María y un Credo. Después rezarás en las cuentas grandes: “Padre Eterno yo te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Tu Amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo como propiciación por nuestros pecados y por los del mundo entero”. En las cuentas pequeñas: “Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”. Al final rezarás tres veces: “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero”. (D. 474-476). 

En 1936 el P. Miguel por vez primera imprimió en Cracovia esta corona en el reverso de la estampa con la imagen de la Divina Misericordia que el artista pintó en Vilnus, lugar de las apariciones. 

En el mismo año Faustina fue destinada al pueblito de Walendow, en donde debía trabajar en el campo todo el día hasta el anochecer. Su salud comenzó nuevamente a deteriorarse. Allí escribió: “Yo sé que el grano de trigo debe ser molido para hacerse alimento. De la misma manera debo ser destruida para ser útil a la Iglesia y a las almas aunque externamente nadie note mi sacrificio” (D. 641)

Esquema para rezar la Coronilla a la Divina Misericordia

PROMESAS
"Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado...Quien la recite recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte"

"Los Sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aún si el pecador más empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia"

"Escribe que cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y él, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador".

viernes, 12 de abril de 2013

HISTORIA DE LA IMAGEN DE LA DIVINA MISERICORDIA



El cuadro es esencial en la devoción a la Divina Misericordia y además es la síntesis visible de todos los elementos fundamentales que la componen: la imagen de Jesús Misericordioso nos recuerda toda ella la esencia del culto, el Amor de Dios entregado en Jesús resucitado, luz que disipa las tinieblas del pecado y de la muerte, paz que reconcilia al hombre con Dios y al hombre con su hermano, alegría que brota de la confianza y la seguridad de saber que hemos sido salvados, redimidos para siempre. La inscripción, al pie de la imagen: “Jesús en ti confío” nos llama a poner nuestra vida en sus manos con total confianza. La imagen nos llama, con su mirada, a sentir y recibir la Misericordia de Dios y a la vez nos invita a ser misericordiosos con nuestros hermanos.


En la imagen Jesús quiso dejar plasmado su deseo de que recordáramos el deber que tenemos los cristianos de “amar activamente al prójimo”, así se lo decía a Santa Faustina: “Esta imagen recordará a los hombres las exigencias de Mi Misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil”. El culto a la imagen ha de unir fe ferviente con obras de servicio y de amor a los demás, es decir la práctica de las obras de misericordia.


El origen de la imagen está vinculada a la visión que tuvo Santa Faustina en su celda del convento de Plock (Polonia). Así nos lo relata ella misma. Al anochecer del  22 de febrero de 1931, estando en mi celda vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la  túnica en el pecho salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. En silencio, atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena de temor, pero también de una gran paz y alegría. Después de un momento, Jesús me dijo: “Pinta una imagen según el modelo que ves y firma: Jesús en ti confío. Deseo que esta imagen sea venerada en el mundo entero. Prometo que la persona que venere y lleve consigo esta imagen no se perderá de mi Camino. Yo Mismo la defenderé como a Mi gloria”. Esta imagen quiero imprimirla en tu alma”.


Más tarde Santa Faustina pidió a Jesús que le explicara el sentido del cuadro Jesús le respondió: 

 

“Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas (símbolo de los sacramentos del bautismo y la penitencia). El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas (símbolo del sacramento de la Eucaristía). Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi Misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza.  Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios”.
 

Respecto a su mirada en la imagen el mismo Jesús le dijo a Santa Faustina: “Mi mirada en esa imagen es igual a la mirada desde la cruz”. Cuando contemplamos el cuadro hemos de mirarlo a los ojos y abrir nuestro corazón a la infinita gracia y Misericordia que emana de su mirada, llena de amor y de infinita ternura.




 
La mano derecha de Jesús, levantada en signo de bendición, manifiesta la voluntad del Padre de acoger a todos los hombres en su corazón y de derramar sobre ellos todas sus gracias, por medio de su Hijo Jesucristo. Jesús es la bendición del Padre para toda la humanidad, especialmente para los pecadores y más alejados de su Misericordia.



Sobre la inscripción del pie del cuadro “Jesús, yo confío en Ti” Santa Faustina nos dice: “Una vez mi confesor me preguntó cómo debía ponerse la inscripción en esta imagen, porque no había suficiente lugar para colocarla entera. Contesté que rezaría y que respondería la semana siguiente. Al abandonar el confesionario pasé cerca del Santísimo Sacramento y recibí el conocimiento interior sobre la manera de colocar esta inscripción. Jesús me recordó, como me lo había dicho la primera vez, que había que hacer resaltar estas palabras: “Jesús en ti confío”. Comprendí que Jesús desea toda la fórmula.”


El sentido profundo de este cuadro nos lo aclara, por medio de Santa Faustina, el mismo Jesús: “No en la belleza del color, ni en la del pincel está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia”.


          Jesús insiste en muchas ocasiones a  Santa Faustina sobre la conveniencia de acoger y venerar esta imagen como un signo de su Misericordia y una fuente inagotable de gracias y bendiciones:



          “Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Ti confío”.



          “Dile a tu confesor que la imagen esté expuesta en la Iglesia y no en el convento dentro de la clausura. Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso que cada alma tenga acceso a ella”.



        “Muchas almas han sido atraídas a Mi amor por esta imagen. Mi Misericordia actúa en las almas mediante esta obra”.



          Santa Faustina dice: He visto la gloria de Dios que fluye de esta imagen. Muchas almas reciben gracias aunque no lo digan abiertamente. Dios recibe gloria a través de ella (la imagen) y los esfuerzos de Satanás y de la gente mala se estrellan y vuelven a la nada. A pesar de todo la Divina Misericordia triunfará en el mundo entero y recibirá el culto de todas las almas”.



          Jesús definió claramente tres promesas vinculadas con la veneración de la imagen:



1.    “El alma que venere esta imagen no perecerá”  Es la promesa de la salvación   eterna.



2.    “También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre el enemigo”



3.    “Yo mismo la defenderé como a mi gloria, en la hora de la muerte”



Pongan la imagen de la Divina Misericordia en su hogar, en su trabajo, en su cartera. Ponganla y llévenla siempre junto a su corazón, tenganla siempre cerca de ustedes. El Señor Jesús los protege y los bendice por medio de ella.


En estos textos se explica la doctrina de la Iglesia en cuanto a imágenes, la justificación y la gracia. Primero, por si sola una imagen es meramente una pintura, no importa cuan hermosa y expresiva. Sin embargo, puede señalarnos los misterios de la fe y disponernos a recibir aquello que representan, en este caso la Divina Misericordia.



Es por tanto el recipiente, no la fuente, un recordatorio, no la realidad. Esta realidad es la fuente misericordiosa de gracias que mana del Corazón traspasado de Cristo en la Cruz, y que mana visiblemente para representar lo visible, es decir lo sacramental, los signos de gracia, el Bautismo y la Eucaristía, representando todos los sacramentos de la Iglesia. Por ende, San Juan en su primera epístola insiste en la presencia de lo invisible con lo visible, el Espíritu con el Agua y la Sangre.
 

La primera imagen de la Divina Misericordia fue pintada en Vilna en 1934, en el taller de Eugeniusz Kazimirowski, Santa Faustina dirigió personalmente el trabajo del artista. Al ver el lienzo terminado, se afligió mucho y llorando se quejaba al Señor Jesús, "¿Quién puede pintarte bello como eres?" En respuesta oyó, "No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia". (Diario 313)

Por primera vez la imagen fue presentada y venerada públicamente en el santuario de la Madre de Dios de la Misericordia en Ostra Brama (Vilna), entre el 26 y el 28 de abril de 1935, despertando mucho interés entre los fieles. 
Pero es la imagen de Lagiewniki en Cracovia, pintada por Adolf Hyla, la que se hizo famosa en el mundo. La primera imagen de este artista, ofrecida como voto por la salvación de su familia de la guerra, fue bendecida el 7 de marzo de 1943 y a partir de aquella fecha se celebran oficios públicos a la Divina Misericordia en el santuario de Cracovia. Como la imagen era demasiado grande y no cabía en el altar donde se la colocaba para celebrar oficios a la Divina Misericordia, la madre superiora pidió a este mismo artista otra imagen de tamaño y forma correspondientes al nicho del altar lateral. El primer domingo después de Pascua, el 16 de abril de 1944, se bendijo la nueva imagen que presentaba a Jesús Misericordioso con una pradera y un matorral al fondo. En 1954, Hyla repintó el lienzo eliminando la pradera y el matorral, haciendo el fondo oscuro y pintando el suelo bajo los pies de Jesús. 
Aunque la imagen de Jesús Misericordioso de la capilla de Cracovia-Lagiewniki no fue la primera, es ella la que se hizo famosa por las gracias. Sus copias y reproducciones se divulgaron por todo el mundo cumpliéndose así el deseo de Jesús, "Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero..." (Diario 47)

Hoy se pinta la Imagen, con un cielo nublado al fondo, la realidad es que es la hora en que nació la Divina Misericordia de Jesús, a la hora de su muerte, a las tres de la tarde. A esa hora el cielo se nublo.